Al igual que en todo relato, la caza de brujas es objeto de disputa ideológica entre distintas corrientes historiográficas y políticas. La mirada hegemónica sigue estigmatizando y humillando a las mujeres que en aquel contexto histórico fueron víctimas del patriarcado y del poder. La violencia que sufrieron no era esporádica: fue de la mano de la construcción del Estado y del surgimiento del capitalismo. En ese proceso, la acusación de "brujería» fue utilizada para disciplinar a las clases subalternas a través de la tortura más brutal.
"Las brujas no existieron. Fueron una creación del poder para controlar el cuerpo de las mujeres".
Pamplona no fue una excepción. En Navarra, como en el resto de sociedades de la época, se llevaron a cabo cientos de procesos de brujería que acabaron en multas, expropiaciones, cárcel y asesinatos. La caza de brujas en Pamplona. Sala del tormento, procesión infamante y hoguera recorre ese trozo de historia a través de una mirada feminista y de clase, recuperando la voz de las víctimas y poniéndola en relación con épocas recientes.
