Nace Irlanda y nace Henry Smart en los suburbios de Dublín. Su nombre no es realmente suyo, se lo ha prestado uno de sus hermanos, el último que ahora forma parte de alguna de esas constelaciones que brillan en el cielo. Con un padre que trabaja de vigilante en un burdel y una madre que bebe para no mirar al firmamento y llorar por sus hijos muertos, Henry decide hacerse a sí mismo en las calles de la ciudad. Con solo catorce años se convierte en soldado y amante de la revolución irlandesa, y después del bautismo de fuego en el Alzamiento de Pascua, entrará en un IRA donde abundan los intereses espurios y los sicarios como él. Tras haber luchado codo a codo con gente como James Connolly y Michael Collins, Henry deberá tomar una decisión: seguir construyendo un ideal diezmado por las disensiones internas o renunciar y convertirse en un traidor.
«Es difícil encontrar literatura verdaderamente divertida. Una vez leída Anita Loos, Dorothy Parker y Ramón Gomez de la Serna, no hay mucho más. Bueno, sí: Roddy Doyle. Yo soy fan de este hombre.»
Pedro Almodóvar
