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Escribe Joana Bregolat en el artículo ?¿Es la memoria una herramienta para construir futuros ecofeministas?? (¡cuánto aprendemos de las colaboradoras de Pikara Magazine!) que cuidar la historia implica revisitarla, cuestionarla y ponerla en relación con las experiencias actuales. Por eso, dice, el proceso de ?despetrificar? la memoria implica hacerla una herramienta política al servicio del presente.
En un año de muchas efemérides vinculadas al 50 aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, el nuevo monográfico de Pikara Magazine, Memoria, (¡ya van 27!) aborda las múltiples aristas que esconde un concepto tan universal como manido, tan transversal como localista. Y no solo vinculadas a la memoria democrática (que también), sino al activismo feminista y LGTBIQA+, al pasado colonial aún vigente, al olvido como herramienta de supervivencia en situaciones de agresiones, a los espacios naturales como guardianes, a los expedientes de las mujeres encerradas por locas, a los lugares de memoria, a la fotografía como evocación de lo que pasó, a la búsqueda de parte de la identidad de un padre que ya no está.
¿Cómo de riguroso puede ser un recuerdo?, se pregunta Berta J. Luesma en un precioso texto que, tal crónica de autodescubrimiento y a todo correr, indaga en el paso de su padre, siendo joven, por una cárcel tardofranquista (se acaban de cumplir también los 50 años de los últimos fusilamientos ordenados por Franco). ?En esta historia a quien hay que ver con nitidez es a esa dictadura franquista que reprimía tantas formas de subversión, para identificar sus mecanismos y reconocer la herencia con la que lidiamos y que padecemos hoy. Para que la historia no se repita?, escribe también la periodista en un relato de búsqueda que es también duelo. Para ella, las calles del barrio zaragozano de Torrero esconden la huella de una militancia política que apenas conocía y que construyó la identidad de su padre.
?Cualquier espacio nacido de la mano y la mente humanas contiene, por definición, una idea, un relato, un significado originario?, escribe Esther López Barceló también en este monográfico, cuya portada ha sido ilustrada por Ornella Munar. Y añade: ?Vivimos en un Estado anómalo que, desde 1977, ha defendido la impunidad de los crímenes franquistas como clave de bóveda de la arquitectura democrática. Por eso, es coherente que haya prevalecido siempre la voluntad de dejar morir los vestigios del crimen; la voluntad de borrar las huellas de un tiempo que se sabe todavía ?y siempre? impune?.
Pero no solo el pasado, petrificado o no, del Estado español aborda este monográfico: Guinea Ecuatorial, Colombia, Chile o El Salvador tienen un protagonismo vívido. ?Las leyes coloniales están vigentes en Guinea Ecuatorial porque interesan: funcionan al servicio de la dictadura y se casan con determinadas prácticas autoritarias precoloniales?, escribe Trifonia Melibea Obono.