Encajar en los grupos sociales es cumplir con la perorata de rituales, criticar todo aquello que está fuera del grupo, resolver intelectualmente al mundo, pero sin que el grupo cambie, que todo quede y no afecte la alegría de vivir de los integrantes. Lopate para cumplir su cometido de criticar la alegría de vivir narra sus propias experiencias sobre esta alegría momentánea que, según él, no puede perdurar. Así pasa de la historia del griego feliz a los postulados de las reuniones sociales donde los anfitriones siempre son una exquisitez de buen gusto y como poco a poco todos exteriorizan un pensamiento superficial que lleva a las doctrinas de la buena crítica que no afecta nada, si en un momento el tema se vuelve especializado, se focaliza, es necesario parar, mirarse entre los único interesados y dejarlo para el momento de las charlas personales.