Para envío
Hay muchos y variados modos de contar una vida. Leonor ha escogido la primera persona, para dejar bien claro que el propósito es que su enunciación se haga sentir y valer hasta la última página. La primera persona no es aquí el mero yo del locutor. La gracia del texto es que, de tanto en tanto, como lectores podamos detenernos un instante y preguntarnos quién habla en esa mujer que dice ?yo?. (?)
Lo más fascinante de una experiencia analítica es su asombrosa benevolencia. No es preciso que el argumento de una vida contenga pasajes insólitos, vivencias asombrosas, aventuras intrigantes, ni acontecimientos demasiado especiales para que el psicoanálisis logre extraer un efecto de poesía. (?).
Cuando una vida se depura de la imaginería superflua, lo que resta es un estilo: lo que va a acompañarnos hasta el final.