El castillo alto, la esperadísima autobiografía de juventud de Stanislaw Lem, constituye la memoria intelectual de uno de los genios literarios del XX.
A la vez semblanza íntima y original testimonio sobre la Europa que nació tras la Primera Guerra Mundial y que se extinguiría con la irrupción de los fascismos, estamos ante unas memorias conscientemente ensimismadas, en las que el propio autor nos pinta a un Lem precoz, insaciablemente inquisitivo, que será considerado, ya en su época, el escolar más brillante de todo el sur de Polonia. Descubriremos al lector voraz empeñado en espiar los libros de anatomía de su padre, un acomodado doctor de la ciudad de Lvov, al que el propio Lem, destructor de juguetes, confesará que tuvo durante años sumido en un estado cercano al terror; al aspirante a inventor que se pasa las horas obsesionado con la formación de las galaxias, la pornografía francesa y los animales prehistóricos; al creador de mundos paralelos («reinos de permisividad universal») a los que dota de pasaportes propios, papeles de identificación y multitud de documentos burocráticos. Pero también al muchacho idealista ?no supo realmente que era alguien «judío» hasta que los alemanes se lo hicieron ver violentamente? cuya inocencia se verá violada cuando los nazis invadan Polonia en el año 1939.
EL CASTILLO ALTO
AUTOR/A
LEM, STANISLAW
Stanislaw Lem nació en la ciudad polaca de Lvov en 1921, en el seno de una familia de la clase media acomodada. Aunque nunca fue una persona religiosa, era de ascendencia judía.<BR><BR>Aunque nunca fue una persona religiosa, era de ascendencia judía. Siguiendo los pasos de su padre, se matriculó en la Facultad de Medicina de Lvov hasta que, en 1939, los alemanes ocuparon la ciudad. Durante los siguientes cinco años, Lem vivirá con papeles falsos como miembro de la resistencia, trabajando como mecánico y soldador, y saboteando coches alemanes. En 1942 su familia se libró de milagro de las cámaras de gas de Belzec. Al final de la guerra, Lem regresó a la Facultad de Medicina, pero la abandonó al poco tiempo debido a diversas discrepancias ideológicas y a que no quería que lo alistaran como médico militar. En 1946 fue «repatriado» a la fuerza a Cracovia, donde fijaría su residencia. Pronto, Lem comenzó una titubeante carrera literaria. Se considera de modo unánime que su primera novela es El hospital de la transfiguración, escrita en 1948, pero no publicada en Polonia hasta 1955 debido a problemas con la censura comunista. De hecho, esta novela fue considerada «contrarrevolucionaria» por las autoridades polacas, y obligaron a Lem a convertirla en la primera de una trilogía ?la «Trilogía del tiempo perdido»?, cuyas otras dos entregas, De entre los muertos y El retorno, fueron repudiadas por Lem, que siempre se negó a que nadie las leyera. No fue hasta 1951, año en que publicó Los astronautas, cuando por fin despegó su carrera literaria. Las novelas que escribió a partir de ese momento, pertenecientes en su mayoría al género de la ciencia-ficción, harían de él un maestro indiscutible de la moderna literatura polaca: Edén (1959), Memorias encontradas en una bañera (1961), Solaris (1961), Relatos del piloto Pirx (1968), o Congreso de futurología (1971). Lem fue, asimismo, autor de una variada obra filosófica y metaliteraria. Destaca en este ámbito, aparte de su obra Summa Technologiae (1964), la llamada «Biblioteca del Siglo XXI», conformada por Vacío perfecto (1971), Magnitud imaginaria (1973) y Provocación (1982). Lem fue miembro honorario de la SFWA (Asociación Americana de Escritores de Ciencia-Ficción), de la que sería expulsado en 1976 tras declarar que la ciencia-ficción estadounidense era de baja calidad. Stanislaw Lem falleció el 27 de marzo de 2006 en Cracovia a los 84 años de edad, tras una larga enfermedad coronaria.<BR>