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Durante más de 150 años Europa -apenas una península occidental de Asia- se convirtió en el auriga que cabalgó el mundo. Las ideas, invenciones, movimientos y también las tensiones que atravesaban lasociedad del minúsculo continente salpicaban y resonaban en todos los rincones del Orbe. El origen de este poder no se encontraba ni en el genio particular de sus moradores, ni en la riqueza natural del continente, ni tan siquiera en su modelo económico, sino en el conflicto permanente entre sus pobladores. En efecto, las fracturas que recorrían la sociedad del Viejo Continente, las tensiones entre las diferentes unidades políticas que lo conformaban y, sobre todo, la diversidad de proyectos sociales, alentaron dinámicas y conflictos, en lo ideológico y en lo material, que aceleraron el cambioy la transformación de Europa.