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Cuanto más intensa era la cooperación internacional y más cercana se hizo la interdependencia entre las diversas partes del mundo, se convirtió en más esencial la única unidad organizativa efectiva de una sociedad industrial en el nivel técnico actual: la nación. El nacionalismo moderno es una reacción de protección contra los peligros inherentes en un mundo interdependiente. El proceso de descomposición europea de las décadas de 1920 y 1930 puso en evidencia el triángulo mortal que suponían la sociedad internacional de mercado, la centralidad de los estados-nación y la competición económica y geoestratégica entre las grandes potencias. Engrasada por una carrera armamentística convertida en uno de los pilares del desarrollo industrial, por el colapso del patrón oro y por la mezquina gestión de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, la disputa territorial y comercial del período de posguerra traía en su seno tanto la emergencia del fascismo como una nueva contienda. En estos textos, redactados entre 1937 y 1940, Karl Polanyi se presenta como un fino y riguroso analista geopolítico. Clarividente al comprender la deriva de la coyuntura antes de que comenzara oficialmente la Segunda Guerra Mundial, y ya en plena escalada bélica, es capaz de discernir con claridad y perspectiva histórica el curso de los acontecimientos y el papel de cada uno de sus actores. Una auténtica lección de interpretación de política internacional.
Como muestra el magnífico prólogo de Rafael Poch a esta edición, en un momento en que la crisis de las instituciones europeas, las guerras comerciales entre grandes potencias como China y Estados Unidos y la reconfiguración del sistema mundial nos deparan nuevos movimientos casi a diario, esta compilación preparada y traducida por Fernando Soler es una valiosa caja de herramientas para leer los mapas de la contemporaneidad.