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Una joven mujer llega a una residencia artística para escapar de un bloqueo creativo o, tal vez, para escapar de sí misma, de su vida, de su entorno. Lo que en principio habría de ser una experiencia creativa, estimulante, se convierte, a través de un breve instante de apertura al caos, en un cúmulo de perturbaciones que la van acercando a los abismos de su interior y a los de los otros. Decidida a que su vida no sea banal e intercambiable, cree encontrar en el arte un modo legítimo de transgresión para tensionar las fronteras de la ética, del cuerpo y de las relaciones.
En Hasta aquí todo va bien, la primera novela de Estela Sanchis, hay una honda reflexión sobre la pulsión de violencia y la crueldad, sobre los vínculos enfermos de dependencia y los límites de la intimidad, sobre la ficción y la manipulación.