De Jane Eyre (1847), una de las novelas más famosas de estos dos últimos siglos, se suele guardar la imagen ultrarromántica de una azarosa historia de amor entre una institutriz pobre y su rico y atormentado patrón, en el marco truculento y misterioso de una fantasmagoría gótica. Y se olvida que, antes y después de la relación central con el misterioso, sardónico y violento señor Rochester, la protagonista tuvo una vida: episodios escalofriantes de una infancia tan maltratada como rebelde, años de enfermedad y arduo aprendizaje en un tétrico internado, estaciones de penuria y renuncia en la más absoluta desolación física y moral, inesperados golpes de fortuna, incluso remansos de paz familiar y nuevas -aunque engañosas- proposiciones de matrimonio. Se suele dejar de lado que, en fin, la novela es todo un libro de la vida, una exhaustiva ilustración de la lucha entre conciencia y sentimiento, entre principios y deseos, entre legitimidad y carácter, de una heroína que es la «llama cautiva» entre los extremos que forman su naturaleza.
AUTOR/A
BRONTË, CHARLOTTE
Nacida en Thornton, Inglaterra, en 1816, fue una novelista y poeta, hermana de las escritoras Emily («Cumbres Borrascosas», 1847) y Anne Brontë («Agnes Grey», 1847). Con ellas publica una antología de poemas que firman como Currer, Ellis y Acton Bell, nombres masculinos que mantendrán para la publicación de las primeras ediciones de todas sus obras. En 1847, Charlotte Brontë publica «Jane Eyre», novela que será desde un comienzo celebrada por la crítica y un éxito de ventas en su propia época. A los pocos años publica las novelas «Shirley» (1849) y «Villette» (1853). En 1854, al contraer matrimonio con Arthur Bell Nicholls, deja de escribir. En marzo de 1855 muere de tuberculosis, al igual que sus hermanas años antes.<BR>Tras su muerte se publican «El profesor» (1857), su primera novela, y «Emma» (1860), obra inconclusa. Escribió toda su obra desde los campos de Yorkshire, al norte de Inglaterra, en plena época victoriana. De las tres hermanas Brontë, Charlotte fue la mayor y más longeva, así como la que dispuso de más tiempo para entregarse a la literatura.