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Este libro es el resultado de años de trabajo entre colegas de Uruguay y Argentina. La función de estos textos es transmitir lo vivo de esos encuentros donde la interrogación sobre la práctica psicoanalítica fue el norte, como un intento de respuesta a los desafíos en el que se inscribe nuestra práctica en la actualidad. Los analistas que aquí escriben ponen el acento sobre lo singular del psicoanálisis.
¿De qué se trata lo singular de un análisis? De un encuentro, artificial, programado en la existencia de un sujeto. De un lugar cálido, a veces inhóspito, donde un analista espera sesión a sesión para orientar a desplegar aquello desconocido y poder producir un escrito de su singularidad. Se trata, como plantea J.-A. Miller, ?de que el analista con su presencia, encarna algo del goce, la parte no simbolizada del goce. [?] y de la que se puede decir que el testimonio es la presencia del analista en carne y hueso. [?] El analista está a título de su encarnación y no del saber que tendría, del saber inconsciente del sujeto?.