Para envío
Pasado el tiempo y tras numerosos debates, el foco parece haberse desplazado y la reacción machista y patriarcal frente a los avances feministas ocupa cada vez más espacio social. En el momento de su primera edición, esta obra se enfrentaba a la ausencia de revisiones críticas sobre la auténtica capacidad transformadora de los grupos de hombres y de lo que los rodeaba. Lanzando la pregunta incómoda sobre si reformar, transformar o abolir la masculinidad, Jokin Azpiazu buscaba romper con la comodidad autocomprensiva con la que se estaban invistiendo tanto este fenómeno como la noción de «nuevas masculinidades». En este sentido, los procesos introspectivos e identitarios que han caracterizado la «revisión de la masculinidad» no parecen haber conseguido transformaciones sustanciales ni horizonte alguno de cambio radical. Si bien es mayor y más visible la adscripción de algunos sectores de hombres a acompañar los discursos feministas, no da la impresión de que esto se corresponda con una modificación palpable de las relaciones de poder.