Para envío
Cantar aquello "que cae y vuela" se convierte en un ejercicio de observación mediante la pregunta lanzada al instante. Esta se suma al haiku, capaz de captare la brevedad del momento.
¿Qué desvela dicho instante?
Una poesía de la existencia y su herida: el anhelo de abandonar la identidad para convertirse en río, mar o luna. El niño que conocía la verdad, sin saber, y el que establece la duda. En ocasiones, es claro como un día soleado. Otras, un balbuceo de imágenes abstractas aguardando en silencio una nueva pregunta. incluso algunas afirmaciones evidentes recuerdan el misterio de lo cotidiano.
La mirada, miope y sincera, es el principio yu el fin más allá de los objetos aparentes. El resultado es un jardín con pequeñas flores negras e inocentes verdades sobre la vulnerabilidad, la incertidumbre y las direcciones del camino habia el corazón.


