Para envío
¿Qué interesados manejos han conducido a presentar hoy a Maximilien Robespierre, emblema máximo del jacobinismo, como un defensor a ultranza del centralismo, un dictador sanguinario, un déspota cuyos crímenes son comparables a los de Stalin, como algunos historiadores franceses llegaron a afirmar con ocasión del tricentenario de la Revolución?
Quien haya creído esas monumentales falsedades hallará, en este libro, a un Robespierre bien diferente: un decidido partidario de la participación popular en todos los niveles y de acercar lo más posible la administración (y su control y sus decisiones) a los ciudadanos. Hallará a un enemigo de la pena de muerte y un impulsor acérrimo de los derechos de los ciudadanos. Y hallará, sobre todo, a un inquebrantable defensor de la igualdad, un protector de los más pobres, un azote de los especuladores. Hallará a un hombre del pueblo, radicalmente democrático, gobernando para el pueblo. Y lo hallará en sus propias palabras, sin margen para la adulteración o la mentira.