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El bosque como asiento de la comunidad o refugio temporal, el bosque como lugar sagrado o frontera de lo salvaje... Vidalou ha recorrido los bosques de todo el mundo donde se fabrican relatos imprescindibles para comprender nuestro devenir y la posición que queremos ocupar en el mundo. De los campesinos de Guerrero (México), que llevan luchando más de una década para liberar sus bosques de las empresas agrarias, el pueblo Cree de Canadá, que defiende el bosque boreal contra la deforestación a los Penan de Borneo, que se arman con sopletes para acabar con las plantaciones de palma. Todas las luchas resuenan con esta idea: el bosque no es una reserva inagotable de energía ni un sumidero de carbono. Un bosque libre y salvaje es un espacio propicio para nuevas formas de vida y resistencia.