Hearn se embarcó en 1887 en Nueva York en un «buque alargado, estrecho y grácil, con dos mástiles y una chimenea anaranjada» para recorrer las Antillas en un itinerario que lo llevó a través del Mar de los Sargazos hasta los trópicos. El fruto de aquel viaje es este libro fascinante, que anticipa los "travelogues" de los grandes escritores del género en el siglo XX, como Chatwin o Naipaul. Una sucesión de islas, puertos, volcanes, selvas, ciudades -fantásticas, sensuales, exóticas, desconocidas- asalta al lector en cada página; se trata de una sucesión de imágenes, aromas y sabores tan reales que a medida que avanzamos dejamos atrás el lugar en que nos encontramos para hallarnos ya, al fin, en las Antillas junto al autor, acodados en la borda del barco.