Esta obra se concentra en los últimos doscientos años de vida en común del pueblo mapuche con el Estado chileno y se fundamenta en documentos históricos y vivencias personales del autor que dan cuenta de ese encuentro. Su eje es el prejuicio racista y la discriminación que sufre el mapuche urbano y rural. En su análisis es medular el papel de la escuela tradicional que, mediante sus contenidos, se convierte en un instrumento de hostigamiento a las culturas diferentes de la oficial, perpetuando así estructuras sociales o normas culturales de sometimiento. Tales instituciones, por ser la expresión valórica de los grupos dominantes, ejercen una violencia simbólica en contra de los que provienen de culturas diferentes a la oficial.