Reseña Guerras y capital

Germán Pérez Montañés
Libro reseñado: 
Viento Sur
06/03/2023

Este no es un libro sencillo. La erudición y la facilidad de abstracción de Éric Alliez y Maurizio Lazzarato resultan abrumadoras desde la primera página de esta obra, debido en parte a la amplia y heterogénea gama de autores en los que se basa su marco teórico (desde Marx hasta Schmitt, pasando por Foucault y Deleuze). Pese a ello, aun con el esfuerzo de releer más de un fragmento, la hipótesis principal del volumen es tan relevante que merece la pena: la guerra no es un fenómeno externo a la totalidad del capitalismo, sino algo intrínseco y necesario para su buen funcionamiento.


Y es que la conocidamente marxista acumulación originaria mediante “el saqueo, el robo, la rapiña, la conquista” (en una palabra, la guerra) no pertenece únicamente a los albores del capitalismo, sino que esta apropiación “también se ejerce –inclusive en sus formas más “medievales”– en el capitalismo más desarrollado”.


Es en este sentido en el que los autores no conciben la guerra únicamente en su forma inter-estatal, que es lo común en el debate público como se puede observar a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Desde los albores del capitalismo esto nunca fue así, como bien demuestra la historia colonial de destrucción absoluta de diversos tipos de sociedad para poner a sus territorios y sus gentes al servicio de la expansión del mercado capitalista. Si comprendemos la funcionalidad de esta violencia, no puede sorprendernos que los métodos militares puestos en práctica en las colonias se trajeran de vuelta a la metrópolis para oponerse a la conflictividad obrera en auge desde 1848.


Asimismo, como último y fundamental aporte, Alliez y Lazzarato muestran que la guerra de hoy en día, según las academias militares más prestigiosas, tiene como campo de batalla la población. Una población de la que nunca se puede descartar su conversión en enemigo; esto es, en contestación popular en cualquier forma que tome frente a un sistema explotador, neocolonial, ecocida e injusto. No dejan de temer que, de una u otra manera, brote la conciencia de que, en el fondo, nos encontramos en un estado de guerra civil permanente contra la población y la vida. Que se vuelva explícita la “guerra de subjetividades”. Y es por eso que la máquina de guerra del capital apunta a nuestras cabezas.