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Gilles Deleuze en El anti-Edipo afirma que el problema fundamental de la filosofía política sigue siendo el que Spinoza supo plantear (y que Reich descubrió): ¿Por qué combaten los hombres por su servidumbre como si se tratase de su salvación? ¿Por qué soportan los hombres desde siglos la explotación, la humillación, la esclavitud, hasta el punto de quererlas no sólo para los demás, sino también para sí mismos? Hannah Arendt ha utilizado las ideas de La Boétie para expresar el desencanto social con respecto a sus instituciones y la manera como se regían, pero ha sido la recuperación del texto de La Boétie por parte de Miguel Abensour la que ha dado entidad definitiva para concebir y usar el término de servidumbre voluntaria como cercano y paradójicamente opuesto a lo político. Se trata de una obra que, según muestra Abensour, arranca radicalmente el pensamiento del hecho social de la idea de un fundamento natural; por lo que, colocando la servidumbre en el corazón del enigma de lo social, la convierte en un monstruo que escapa a cualquier ley de la naturaleza.