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Libro fronterizo, el texto atraviesa los géneros -la poesía, la narrativa, el ensayo- para darle forma a una serie de inquietudes guiadas por una voz que se acerca y se aleja de la primera persona y que indaga en todas sus posibilidades. Es una reflexión acerca de la escritura del yo y la distancia que instala, en un libro intimista que privilegia el punto de vista personal frente a los sucesos. En ese ir y venir entre el mundo de afuera -un lugar violento- y lo que hay adentro de ese narrador -sus recuerdos-, La máquina autobiográfica funciona como un testimonio de esos cuestionamientos, de esos cruces que marcan a una vida.
«Desenfadado y socarrón pero también vulnerable y diáfano, el lenguaje de Saldaña París le estalla en la cara al lector: un resplandor». Valeria Luisellil
Saldaña París escribe: "Mi mañana comenzó viendo un cadáver en la esquina. Un muerto súbito, parece. (Me planchaste una camisa que olvidé en tu casa a mediados de 2008.)
Tenía una manta blanca por encima y una veladora a cada lado. (Estoy confundido: ¿crees que debería guiarme por el deseo de hacer algo importante?). Había una señora llorando contra el pecho de un hombre.
(¿Importante para quién, en todo caso?) (Ya escuché la letra de la canción que me dijiste.) Un muerto súbito, parece".