«Las pertenencias de Marruecos cabían en un cesto de esparto más áspero que un chumbo y tan raído como su chilaba dominguera. Su fuerza de cinco años bastaba para transportar la exigua herencia, que se limitaba a tres o cuatro prendas que otros habían usado antes que él. Camiseta, babuchas, gorro, pantalón y playeras provenían de la caridad de quienes habían crecido más deprisa. O de los trueques de su madre, cuya labor consistía en ganarse la vida como fuese, revendiendo o cambiando todo lo que encontraba.»
Con claros ecos del Lazarillo y de la obra de Chukri, estas páginas nos llevan tras los pasos de Jalil, un niño ciego y pobre a quien todos llaman Marruecos, obligado a desempeñar los trabajos más penosos para sobrevivir. En su picaresco periplo por las calles de Marrakech, Marruecos se topará con una abigarrada e inolvidable galería de personajes y deberá hacer frente a las situaciones más rocambolescas. Llena de expresividad y colorido, esta magistral novela es a la vez cruda y enternecedora, y, ante todo, un homenaje a la invencible belleza de un país y de su gente.
MARRUECOS
AUTOR/A
GÓMEZ ARCOS, AGUSTÍN
Nace en Enix, Almería, en el seno de una familia republicana. A los 20 años, tras haber finalizado su bachillerato en Almería, se desplaza a Barcelona para estudiar derecho, pero pronto descubre que su vocación es la literatura y, su auténtica pasión, el teatro. A mediados de los años 50 se traslada a Madrid donde trabaja como actor, director de teatro y traductor. Su labor de dramaturgo se ve premiada, en dos ocasiones, con el Premio Nacional Lope de Vega pero la censura prohíbe la representación de sus obras. Acosado por la dictadura, decide exiliarse: primero en Londres, luego, definitivamente, en París donde se instala en 1968, dedicándose, desde entonces, al género narrativo. Gómez Arcos murió tras haber publicado 14 novelas en francés, haber sido galardonado con numerosos premios literarios, finalista del premio Goncourt en dos ocasiones ?Escena de caza (furtiva) y Un pájaro quemado vivo? y condecorado con la Orden de las Artes y las Letras francesas con grado de caballero (1985) y oficial (1995). Su obra forma parte del programa educativo de los liceos franceses. Murió, en suma, como un escritor prestigioso y, como tal, fue enterrado en el cementerio de Montmartre.<BR>