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Cuando hablamos de vanguardias literarias tendemos a
imaginarnos a un grupo de escritores planeando manifiestos, editando libros conjuntos, etc. En
muchos países de América Latina no todo fue tan colectivo: ese es el caso de Bolivia. Pirotecnia es el único libro que Hilda Mundy (1912, Oruro ? La Paz, 1982), periodista y escritora vanguardista, rebelde y feminista, publicó en vida. Fue una de las pocas escritoras de vanguardias de América Latina, junto con Magda Portal (Perú) y María Luisa Bombal (Chile).
Sus 60 textos en prosa tratan de atrapar el ruido de la urbe en el nuevo siglo y los cambios de sensibilidad y de conducta de una modernidad incipiente, entre los que se cuentan un rechazo al contrato matrimonial y los nuevos roles a los que aspira la mujer.
Se trata de una escritura que registra los avances tecnológicos ?el teléfono, el alumbrado público?, los nuevos escenarios urbanos ?el teatro, la confitería, el stadium?, y se admira por ellos, aunque a veces señala dudas ante el costo del progreso: del automóvil, por ejemplo.
Mundy se muestra como un espíritu lúdico, sus recursos estilísticos son variados, pero como buena ultraísta el eje central es la metáfora audaz y trabajar la materialidad del texto usando las mayúsculas, las cursivas y los puntos suspensivos, que terminan convirtiéndose en una metáfora del tipo de escritura ligera que ella preconiza a través de sus frases cortas, en oposición a una escritura pesada, retórica.
En los años '30, cuando Mundy escribía, la poesía boliviana todavía estaba atada a las formas del modernismo, ya superadas en el resto del continente; hubo que esperar hasta fines de los '50 para que ocurriera la renovación. El mérito de Mundy es por ello más importante, aunque quizás eso haya conducido a su obra escasa a un largo olvido.