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Charlotte Perkins Gilman es una de las fundadoras de la sociología, junto a Harriet Martineau, Augusto Comte, Marx, Durkheim o Weber. Desarrolló su actividad en los momentos iniciales de la disciplina cuando la escasa estructuración del campo permitía a las mujeres trabajar en él con considerable libertad y autonomía. A finales del siglo XIX en distintos lugares del mundo, y de manera muy especial en Estados Unidos, florecieron iniciativas de teorización y análisis de la realidad social. Gilman se interesó por la nueva ciencia en la que encontró una vía para canalizar su interés por la mejora de la sociedad desde premisas racionales y empíricamente sustentadas. Teorizó la desigualdad entre hombres y mujeres como el factor explicativo principal de la organización social desde hace milenios, adelantándose setenta años a conceptos de la teoría feminista como el género o el patriarcado. La autora plantea que todo lo que es obra del trabajo humano, desde la economía y la política hasta el arte o el deporte corresponde a ambos sexos, que solo se diferencian en lo que atañe a la reproducción. Sin embargo, a través de la extensión a todas las esferas de la vida de rasgos distintivos sexuales hipertrofiados, se ha producido una masculinización de lo que es común a la humanidad, en detrimento de las mujeres. Un mundo hecho por los hombres, o nuestra cultura androcéntrica es una de las obras principales de Charlotte Perkins Gilman. Examina los efectos de la apropiación de lo humano por parte de los hombres en las principales instituciones sociales. En la familia, por ejemplo, la finalidad principal no es tanto la protección de las criaturas indefensas, sino el servicio al hombre; de la misma manera que el propio concepto de crimen está contaminado por la mirada masculina dominante, en la que prima la venganza antes que la comprensión o la reeducación.