Leer este libro es un ejercicio recomendable por muchos motivos. Uno de los que más valoro es que se trata de un trabajo enormemente sugerente. (?) el relato que tienen entre manos no es en absoluto nostálgico; por el contrario late en él una vida bien presente y un manifiesto vigor de futuro. Pero sí se trata de un reconocimiento, tal vez tardío, pero no por ello menos necesario, y de un acicate que muestra y demuestra a todos los que nos movemos en el ámbito de la educación, que lo difícil no tiene por qué ser imposible, que lo radical no sólo no entorpece las cosas, sino que, a menudo, acaba facilitando los procesos y produciendo mejores resultados, y que aquello de convertir las dificultades en posibilidades no es únicamente una frase más o menos conseguida, sino una realidad contrastada. Y que es cierto que, por más condicionamientos y limitaciones que tengamos, seguimos siendo personas libres, de forma que la acción educativa no está para nada determinada a priori.
