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¿Por qué de pronto las instituciones y los empresarios quieren que seamos tan creativos? ¿Es liberador un trabajo que te exige "lo mejor de ti mismo" -poner a trabajar tu simpatía, tus contactos, tus ideas? ¿Es posible vivir de un proyecto cultural en el mercado actual, tan dependiente de las administraciones públicas? ¿Qué pasa cuando querías "vivir de lo que te gusta" y te ves rodeado de facturas, proyectos, contratos...sin salir de la precariedad? ¿Qué podemos hacer todas las asociaciones, cooperativas, microempresas, autónomos...que trabajamos en cultura?
El libro apunta respuestas para las primeras preguntas...la última queda abierta al debate.