Como señala el propio título, lo que pretenden los autores, entre otras muchísimas cosas, es transcrecer el concepto de frontera al uso, incluso el manejado desde el pensamiento más crítico, para convertirlo en un paradigma más amplio y comprensivo (adquiriría así la categoría de método). Con ello, se trata de revisar y repensar los temas más acuciantes que están en el centro de la discusión política actual. Dicho en sus propias palabras, sostienen que las fronteras “lejos de servir solamente para bloquear u obstruir el paso global de personas, dinero u objetos, se han transformado en dispositivos fundamentales para su articulación”.
Partiendo del análisis crítico que hacen de las ilusiones ópticas creadas por los teóricos de la globalización en torno a la paulatina desaparición de las fronteras, denuncian que justamente ha sucedido lo contrario: se multiplicaron las fronteras, cambiaron, se hicieron más volátiles por un lado, y más duras de otro, y se difundieron en espacios formalmente no fronterizos. Así se llega a un concepto ampliamente elaborado de la heterogeneización del espacio mismo de las fronteras, renunciando a los clásicos análisis de centro/periferia, primer/tercer mundo, migraciones internacionales/internas, división internacional del trabajo... Obviamente están hablando de fronteras geográficas, espaciales, lingüísticas, jurídicas, temporales, etc. Y es desde esta perspectiva más complejizada y heterogénea de la frontera desde donde introducen un nuevo concepto (en sus propios términos) como es la multiplicación del trabajo.
También se habla de las figuras del trabajo, que se trata de un concepto que va recorriendo, junto con el de frontera, el volumen. Utiliza para ello dos figuras un tanto dispares y que, en principio, pueden ser repudiadas desde una perspectiva clásica del trabajo: las trabajadoras domésticas y de cuidados, por un lado, en su imagen de feminización de fuerza de trabajo migrante, y de otro, los operadores o trader financieros, como elemento ejemplar de la financiarización del capitalismo. De forma sucinta, para unir los dos conceptos estrella, los autores nos dicen: “Desde el punto de vista de la frontera como método, también hay necesidad de destacar que las trabajadoras domésticas y del cuidado y los operadores financieros ocupan posiciones cruciales en la proliferación contemporánea de las fronteras, revelando la intensidad de las tensiones que los rodean”.
A partir de estos dos paradigmas centrales de frontera y trabajo se ponen en cuestión, como señala expresamente Mezzadra, los conceptos centrales de la filosofía política. Y ello desde una perspectiva poscolonial.