Fortunas del feminismo
Nancy Fraser, figura esencial del movimiento feminista estadounidense del último medio siglo, reúne diez ensayos escritos a lo largo de 25 años. En ellos engloba un certero análisis sociológico y una proclama activista y da continuidad a la lucha feminista, atendiendo a los retos y conflictos actuales más urgentes y dramáticos que la atañen.
La estructura del volumen (en tres “actos”) nos sitúa en tres momentos determinantes para la historia de los movimientos feministas, desde la aparición del feminismo de la segunda ola a principios de los años 60.
Comienza centrándose en los esfuerzos del movimiento feminista por alcanzar una redistribución socioeconómica igualitaria (a partir de la crítica a las sociedades del bienestar, construidas desde una óptica androcéntrica–capitalista) para evidenciar las “estructuras y prácticas que impiden a las mujeres participar a la par que los hombres en la vida social”. Seguidamente, analiza cómo en los años 80 se produjo un giro desde el feminismo identificado en la “redistribución” al feminismo que reivindica el “reconocimiento” y la diferencia; un cambio que se desliza desde la transformación de la economía política a la transformación de la cultura sin cambios estructurales. La principal crítica surge al proponer Fraser que, aunque este cambio de paradigma aporta elementos necesarios, no se debería haber “abandonado” la lucha por objetivos socioeconómicos. La escritora plantea la necesidad de combinar ambas corrientes con más razón al encontrarse en el momento clave de resurgimiento de un neoliberalismo que encuentra el camino libre ante el abandono por parte del movimiento de la economía política. Por último, aún presente en la actualidad, relaciona la crisis neoliberal con la revisión de su teoría a través del concepto de “representación”. Si la redistribución se identifica con lo socioeconómico y el reconocimiento con el giro cultural, la representación tiene que ver con lo político y a estos tres ámbitos hay que atender para replantear la justicia en la era de la globalización.
También lanza conceptos muy interesantes, como el de “participación paritaria” entendido no sólo como un acceso en igualdad a diferentes espacios políticos y socioeconómicos. Además, ofrece ideas para las nuevas activistas, donde propone que se marquen grandes objetivos que tiendan a transversalizar el feminismo. Plantea incorporarlo al resto de movimientos que luchan en contra de otras discriminaciones para que vayan de la mano sin priorizar una lucha sobre otra al estar intensamente relacionadas. No es este libro de lectura ligera, sino que requiere nociones previas, pues Fraser toma prestados, modifica y critica conceptos y modelos elaborados por otros autores (Habermas, Foucault, Butler...). La revisión histórica que relaciona las particularidades del movimiento feminista en cada uno de los actos y la contextualización de cada uno de ellos ofrece, eso sí, una perspectiva ordenada y clara sobre los giros clave del movimiento feminista en los últimos 40 años.
Beatriz Fernández Ruiz
