MARÍA NIETO nació en la cuenca minera donde aprendió la dignidad del carbón cuando calienta el hogar y la familia.
Niña de artes marciales, cambió el tatami por las tablas en la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias (ESAD), donde se licenció en Interpretación Textual.
Obsesionada con Lorca, decidió subir el telón a un Madrid al que le faltaban butacas para tanta tragedia y, entre tiendas de ropa y taquillas de musicales, encontró el tiempo para encender la compañía 4000 bengalas amarillas, junto a Carlota Somiedo, que ilumina las salas pequeñas, los micros de bar y la calle.
En la nube tóxica de la ciudad aprendió a paladear el oxígeno que, todavía, hay en la sonrisa de ancianas que nos dejan en herencia la rabia de un mundo patriarcal e injusto.