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Los niños construyen torres con piezas de colores. Las van añadiendo, una a una, hasta que la última hace que la estructura se desmorone. A partir de ahí, toca volver a empezar. Hasta una nueva caída. En Derrumbe, la protagonista ha de elaborar la rabia y la envidia que le produce ser testigo de la relación que ha surgido entre su hijo y la mujer a la que ha tenido que alquilar una habitación para poder afrontar sus gastos. Cuenta con los recursos que le han servido siempre: las palabras y sus significados, las historias.