Para envío
Así como la heteronorma no requiere necesariamente de personas homofóbicas, el racismo sistémico, como tan bien lo teoriza Thamy Ayouch en este libro, no requiere de racistas: "el racismo se refiere en términos generales a un mecanismo social, a veces incluso sin sujetos directamente racistas, que asigna posiciones diferentes e 'identidades' distintas a grupos en función de relaciones sociales de poder". Es un racismo tan sistémico que está naturalizado al punto de ser invisible, al menos en tanto disfrutemos, en alguna medida, de los siempre relativos beneficios de la blanquitud (soy blanco en España, no así en el norte de Europa, donde paso a ser latino).
Ayouch habla de la construcción de psiquismos en relación con la raza, que no "existe", pero que tiene múltiples efectos de marcas traumáticas, la mayor parte transgeneracionales. Nos interpela a salir de la coartada fuertemente incorporada de forma generalizada en subjetividades marcadas por la desigualación de ser un intruso o un impostor, o simplemente, un problema. Nos invita a reconocer sin esencializar, y de ahí la propuesta múltiple de: desubalternizarse, defenderse, situarse, desmelancolizarse, enfurecerse, para por fin "perder el norte", lo que implica descolonizarse y asumir "el sur".