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Itsaso Arana, Violeta Gil y Celso Giménez, los componentes de La tristura, llevan más de quince años trabajando alrededor de las artes escénicas, tratando de generar «situaciones humanas» dentro y fuera del escenario como en estas tres obras que os presentamos.
En CINE acompañamos a Pablo en la búsqueda de su identidad. Los orígenes ocultos y los secretos de su biografía se funden con la historia de los niños robados en España.
Future Lovers presenta las inquietudes de seis adolescentes ante un mundo que sienten ajeno mientras intentan crear un refugio donde sus comportamientos no sean condenados. La obra consigue que el espectador se reconozca en los personajes y se cuestione si sus expectativas y sus sueños juveniles lograron cumplirse finalmente.
Con un lenguaje metateatral y un dispositivo que juega con el documental, Renacimiento, explora los casi 50 años de democracia española, mientras acompañamos a los personajes de la obra a través de la trastienda de los montajes y desmontajes de una compañía de teatro cualquiera. Una obra que nos recuerda que, sin importar cómo hayamos llegado hasta aquí, la vida empieza, de nuevo e imparablemente, ahora mismo.
«La tristura era un atentado contra la idea de individualidad, una vida opinable y comentable. Hablaban en plural, casi no bebían, toda la vida era obra. Durante un tiempo vivieron todos juntos. Todo les parecía poco, el
teatro no era suficiente. De hecho, sigue sin serlo».
Del prólogo de Sabina Urraca
«La historia de La tristura es la del siglo xxi español, la del teatro último. Una de las aventuras más obsesivas, arriesgadas y, en el buen sentido de la palabra, pretenciosas de nuestro teatro».
Pablo Caruana, El País
«? un trabajo hondo y capaz de encontrar el equilibrio entre la búsqueda
y el hallazgo, entre nuevas narrativas y compromiso político, que reta al espectador a ?hacer su trabajo? sin caer en el hermetismo. Lo moderno es amar».
David Montero, El Diario [sobre CINE]