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ELOGIO
La épica, si la hay, está en la retaguardia. La épica es el cuidado de
niños y viejos, la cocción de la comida, la recogida del fruto, el cepillo
que pule la madera.
La épica no es el cazabombardero, es la escoba.
Todo eso es también la retaguardia.
Y la infancia es la retaguardia de nuestras vidas.
De manera paradójica, la vejez es también la retaguardia. O quizás,
mejor formulado, como diría Joan Margarit, la vejez es una forma de
posguerra. Pero las guerras las hacen las vanguardias y las sostienen y
las sufren, largamente, las retaguardias.
Miro hacia los que sostuvieron mi vida. Y hago elogio de ese tejido.
De igual modo, miro hacia el mar y contemplo la aventura de nuestro
tiempo y el desprecio que nos rodea. El mundo es una patera a la
deriva.
Siempre he pensado que la paz es la guerra por otros medios.
Por eso la retaguardia está dispuesta cada amanecer.