ANTROPOLOGÍA DEL BAR

LA ÚLTIMA CONSTANTE EN TIEMPOS CAMBIANTES
Cover Image: ANTROPOLOGÍA DEL BAR
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Editorial: 
Coleccion del libro: 
Idioma: 
Castellano
Número de páginas: 
184
Dimensiones: 210 cm × 150 cm × 0 cm
Fecha de publicación: 
2025
Materia: 
ISBN: 
979-13-87790-61-5

¿En qué consiste un bar? ¿Es solo un establecimiento en el que se sirven bebidas y alimentos que las acompañen? Esos rasgos definirían bien en qué consisten este tipo de locales, pero deberíamos añadir que el servicio que ofrecen es también el de poner a disposición de sus clientes un microclima destinado a favorecer determinadas situaciones de interacción humana. Pensemos qué es lo que sucede -lo que nos sucede- en este tipo de lugares. Parecen escenarios triviales, forman parte de nuestra cotidianeidad, pero esa naturaleza banal oculta una dimensión trascendente, profunda, que es la que la relaciona con aspectos clave de la existencia de los individuos y las colectividades. De ahí que la sociabilidad de bar parezca informal, pero, si uno la examina con atención, podrá detectar en ella multitud de rituales, algunos microscópicos, que hacen del espacio-bar un escenario litúrgico en que multitud de cosas no se pueden hacer de cualquier manera, sino siguiendo protocolos sutiles pero obligatorios. Los bares proveen de escenografías para los sentimientos. En los bares se ríe, se charla animadamente, pero también se ven semblantes serios o apenados. En los bares, a veces, discretamente, se llora. En ellos se bebe porque se está alegre o porque se está triste, pero nadie bebe sin compañía. Es posible que alguien dé la impresión de estar bebiendo solo. No es cierto. Bebe con alguien que no está. El bar es el lugar de y para los amores a primera vista, de los disgustos, de las reconciliaciones y el de las despedidas para siempre. Cabiendo en él toda la vida social, también hay en esos sitios un lugar para el conflicto, incluso para la violencia. En todo caso, en los bares se coincide con personas a las se ama, se quiere o al menos cuya cercanía se aprecia, pero también con seres desconocidos que, justo ahí, en ese bar, dejaron de serlo, seres que aparecieron de la nada y que pudieron marcar nuestra vida y luego desvanecerse, pero que pudieron surgir para quedarse en ella para siempre. Somos los bares a los que vamos, porque es en ellos que somos, en tanto es allí donde nos encontramos a nosotros mismos en quienes nos acompañan. En todo caso, el bar es un lugar a medio camino entre la calle y el hogar. En todos los casos elegimos nuestros bares para hacer de ellos un refugio, un lugar del que resguardarnos de la calle y no pocas veces también de ese hogar que no acabo siendo lo que prometía. Hay barrios o zonas de una ciudad de sociabilidad intensa y continuada. Cuantos más bares más vida social; cuanta más vida social, más bares. Hay lugares donde no hay bares, como por ejemplo ciertos complejos urbanos en los que la gente suele salir poco o nada, lo que indica que en ellos no hay vida social, aunque mejor sería decir, sencillamente, que lo que no hay es vida a secas. [Del prólogo de Manuel Delgado]

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