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La pandemia ha alterado nuestra visión del mundo. Ahora, más que de un «mundo común», deberíamos hablar de muchos «mundos» que se superponen, si tenemos en cuenta que gran parte de los recursos no son compartidos equitativamente entre todos. ¿Cómo deberíamos vivir, en este mundo? ¿Qué hace falta para que el mundo sea habitable? La destrucción medioambiental, la pobreza, el racismo, las desigualdades, la violencia social, incluida la violencia contra las mujeres y las minorías sexuales, son, sin duda, cuestiones que condicionan el modo de vivir individual y colectivamente.
Para que la vida sea digna de ser vivida es necesario reivindicar nuestra interdependencia, la implicación de los unos con los otros, y adquirir un compromiso firme con el planeta y sus habitantes, humanos y no humanos, para respirar en un auténtico «mundo común».