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Leer en 2020 estos textos de 2005 produce escalofríos debido a su carácter casi profético. La agonía del poder nos sitúa ante un Baudrillard siempre adelantado a su tiempo, atento a las pistas del futuro para continuar con su demoledor análisis crítico del presente. Un presente cada vez más marcado por la farsa colosal que supone la repetición a escala planetaria de la aventura inicial de la modernidad europea, por la metástasis de la imagen que nos hace trivializar lo que no podemos asimilar, por la violencia de la disuasión y la pacificación, que conduce más allá el proyecto de ?purificación étnica de la realidad bajo el signo del bien?, convirtiendo en terrorismo todo lo que se le resiste e implantando un terror blanco a escala mundial que ya no responde al esquema de la dominación (en el que aún había lugar para el enfrentamiento), sino al de la hegemonía. «El desafío de la confrontación mundial ?escribe Jean Baudrillard? se reduce al reto que hemos lanzado a las otras culturas para que se adhieran a nuestro proceso de hundimiento de todos los valores. No es exactamente un ?choque de civilizaciones?