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En América Latina la revolución mundial de 1968 comenzó en una fecha precisa: el 1º de enero de 1959, con el triunfo del pueblo cubano contra la tiranía de Fulgencio Batista. La revolución cubana fue un sacudón gigantesco para la región, tanto para los sectores populares como para los jóvenes de las clases medias, que reaccionaron con entusiasmo al ingreso del ejército rebelde en La Habana. Lo fue también para las oligarquías y las burguesías criollas, que por primera vez en mucho tiempo contemplaron, con estupor y temor, la gesta de los desposeídos: la reforma agraria y la nacionalización de las grandes empresas, así como la dignificación de los trabajadores, los campesinos y los pobres en general.
El 68 latinoamericano se extendió desde ese año hasta la oleada de dictaduras militares que arrasaron el continente desde el golpe de Estado de Augusto Pinochet, el 11 de setiembre de 1973. Fue un ciclo de luchas impresionante que le cambió la cara a la región, en el que participaron partidos de izquierda, sindicatos y guerrillas, obreros, campesinos y estudiantes, siendo los jóvenes y las mujeres los protagonistas más destacados.