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Los atentados del 11 de marzo de 2004 no sólo esparcieron la crudeza de un escenario social en que cualquiera puede sentir que matar es una opción para conseguir sus propios ntereses. También fueron el punto de partida de una insólita experiencia de desvictimización: la ?Red Ciudadana tras el 11-M?, un espacio de relaciones, por momentos invisible, dnde se cruzaron distintas elaboraciones sobre el hecho de qué significa ser víctima de terrorismo.
Como tristemente sabemos, la realidad de un país no es la misma con víctimas que sin ellas. La existencia de víctimas permite el despliegue de políticas de gestión que, de la mano de determinadas formas de asistencia, van revictimizando una y otra vez. Pero la victimización no es una fatalidad, no es la consecuencia natural e irremediable del terrorismo o de otras manifestaciones de la violencia política. Otros recorridos son posibles.
Este libro aporta una visión desde lo colectivo informal sobre cómo personas directamente afectadas por los atentados se embarcaron en un proceso, activo y crítico, de recuperación de su autonomía. Y cuenta, en primera persona, cómo esta experiencia conecta con un sinfín de problemas contemporáneos, existenciales y políticos que siguen hablando al presente, a pesar de que el 11-M no sea ya titular en las portadas.