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En el inicio del tráfico de esclavos entre África y el Nuevo Mundo, operado por negreros portugueses, un joven wolof es raptado cerca del río Senegal y transportado primero al archipiélago de Cabo Verde y después, atravesando el
Atlántico, hasta el puerto mexicano de Veracruz para su venta como esclavo. Allí es comprado por Alonso Valiente, primo y secretario de Hernán Cortés, quien le bautizará con el nombre de Juan, agregándole su apellido, y lo tomará a su servicio como criado y escudero. Luego de vivir cinco años en Nueva España, Juan Valiente convence a su dueño de que le permita comprar su libertad mediante una de las fórmulas entonces existentes: aportando todo lo que pudiera conseguir participando en una empresa de descubrimiento y conquista. Así iniciará su aventura con Pedro de Alvarado, formando parte de la hueste que se dirige a la conquista de Quito. Los avatares de ese tiempo le empujarán a proseguir un osado camino hacia el sur, primero con Diego de Almagro y luego con Pedro de Valdivia, consiguiendo pasar de esclavo a capitán y conquistador. Pero la deuda contraída con su dueño mexicano, don Alonso, le perseguirá como una pesada losa hasta el confín del Nuevo Extremo.