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La coincidencia de la música y la política en este segundo volumen de los escritos de Mark Fisher podría parecer arbitraria. Sin embargo, ese cruce será fundamental para lograr lo que él consideraba un objetivo estratégico: superar el efecto alienante del pensamiento académico y la estética deslibidinizante de la izquierda. Tanto el laboratorio de escritura experimental que fue durante los años ochenta la prensa musical británica como aquellos episodios electrificantes en los que la música popular se convirtió en un catalizador para las tendencias colectivas y sensibilidades radicales son las bases sobre las que Fisher edificó un proyecto que se proponía volver a conectar la crítica cultural con un programa político. El glam de clase trabajadora de bandas como Roxy Music o Visage, el modernismo pulp de The Fall, el culto suburbano a bandas góticas como The Cure, el sonido alienígena del jungle o los paisajes sónicos post-rave de Burial proporcionarán modelos para escapar del agotamiento de la imaginación que impone el realismo capitalista.