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El grado cero de la escritura, publicado en Francia en 1953,es el primer libro de Roland Barthes, y el germen de una reflexiónsobre la literatura y el lenguaje que resulta aún hoy ineludible.¿Dónde ubica él la escritura? En el espacio que se abre entrela lengua (ese repertorio que se hereda y que funciona como unatradición no elegida) y el estilo (los rasgos más íntimos -imágenes,léxico-, que provienen del pasado del escritor y que configuranuna mitología secreta que se le presenta como una imposicióncasi biológica, como los automatismos de su arte): precisamenteallí, entre ambos, se instala la escritura, concebida como laposibilidad de decidir sobre el horizonte discursivo propio,de ejercer una libertad no exenta de condicionamientos peroimprescindible para afirmar cualquier proyecto literario. La escrituraes así el enlace entre la creación y la sociedad, es la posición queun escritor sostiene y construye en relación con la historia y conlas convenciones: un acto de conciencia, de responsabilidad,determinado cada vez por los límites ideológicos de la época.A este texto pionero, que condensa ideas clave de los nuevos ensayos críticos, pequeñas piezas que buscan echar luz sobre autores y obras: La Rochefoucauld, Chateaubriand, Proust y Flaubert, además de un apartado que describe el abecé del análisis estructural y, por extensión, de cualquier análisis literario.
Frecuentar los libros de Barthes no depara sino sorpresa y recogijo: el efecto de los clásicos, cuya elocuencia parece no estar amenazada por el tiempo.