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Humberto, el ciempiés, siempre llega tarde a todas partes y sus amigos empiezan a estar hartos de las largas esperas. Humberto es un animalillo muy ocupado, eso es cierto, pero ninguna de sus numerosas aficiones le hacen olvidar sus citas o le impiden llegar con puntualidad. El motivo de sus frecuentes tardanzas está asociado a su propia fisonomía. ¿Alguien se puede hacer a la idea de lo que cuesta distinguir los zapatos del pie izquierdo del derecho y anudarse un centenar de zapatos? Tras recibir un ultimátum de sus amigos, Humberto decide confesarles, avergonzado, el motivo de su impuntualidad. Así que sus amigos deciden que lo mejor es ayudarle en esa magna tarea.
Muchas veces un simple diálogo puede servir para disipar resquemores y prejuicios, y puede ayudar a hacer fluir las mieles de la amistad y el apoyo mutuo.