Bajo el confinamiento, las distintas olas pandémicas y la alteración general de la vida en común tal y como la conocíamos, se han movido ciertos sentimientos de impotencia que están teniendo repercusiones más largo alcance. La desarticulación de muchos procesos públicos y privados de encuentro han desarticulado ciertos lazos y relaciones que toca reconstruir.

También han tomado mayor presencia las vulnerabilidades, las crisis y la pura necesidad de estar juntas. El malestar, la vulnerabilidad y las interdependencias han recreado encuentros en torno al cuidado, al sortear la distancia, al moverse hacia los otros que requiere de una mínima reflexión.

¿Qué nos esta quedando de la pandemia?¿Cuáles son las vulnerabilidades, las precariedades, los malestares que ha dejado al descubierto? Y sobre todo ¿cómo se abordan en un contexto donde las reglas del juego están marcadas por la axiomática capitalista?

En esta sesión haremos un repaso a los textos centrales que recorreremos a lo largo del curso y nos meteremos de lleno en pensar de manera colectiva las primeras preguntas a lanzar a las ponentes del curso.   

“¿Dónde está la vida básica que no sea pura subsistencia?” Para Marina Garcés la pandemia no ha sido un corte definitivo o único. Hay muchos cortes antes y muchos después de la pandemia que deben tenerse en consideración.

En su obra “Las prisiones de lo posible” nuestra ponente toma la idea de un mundo donde “todo es posible… pero donde no podemos nada”. Pero ¿es esto producto de las crisis recientes? No. Esas crisis financieras y pandémicas que han marcado nuestra historia reciente han como precipitadores y aceleradores de un mundo caracterizado por la austeridad como estrechamiento de los márgenes de una vida digna y por la importencia.

En esta sesión nos preguntaremos por la construcción de una nueva radicalidad que podemos pensar a através de esta afirmación de Garcés en su libro Nueva ilustración radical: “más que promesas y horizontes utópicos, necesitamos relaciones significativas entre lo vivido y los vivible, entre lo que ha pasado, lo que se ha perdido y lo que está por hacer”.

“La pandemia nos ha demostrado, por si alguien quería olvidarlo, que nuestra vida es frágil y que las decisiones de cada una afectan a las demás hasta magnitudes insospechadas. (…) Pero, puesto que los cuidados no existen ajenos a su organización social (el “que mueran los débiles” en sus variantes explícitas o negacionistas), lo que se ha puesto en el centro es una versión securitaria de los cuidados: encerrarse en el hogar, cada un confinado a su propia suerte, con sus propias fuerzas y recursos, controlar que los demás respeten las normas dictadas unilateralmente desde la autoridades correspondientes, culpabilizar (…). Los cuidados así declinados, individual y controladamente, más que tejido han sido bomba contra los vínculos (…)”

Estas frases del texto “Estamos para nosotras. Siete tesis para una práctica radical de los cuidados” pueden servir para disparar el debate. Esta sesión tendrá formato de entrevista a Marta Malo bajo la pregunta ¿Qué organización social, para qué cuidados?¿Qué sindicalismo feminista y de la vida para una revolución desde abajo?