En 1936 Walter Benjamin había definido la clase revolucionaria en oposición a la masa compacta y peligrosa, en la que domina el instinto de rebaño y el miedo a los extraños, donde explotaba por entonces la locura antisemita. Hoy, con rasgos apenas modificados, en las formaciones grandes o pequeñas, esta triste figura retorna y sus instigadores parecieran triunfar. Componiendo materiales diversos ?las páginas de Marx con un inédito de Benjamin sobre el aura, las de Gabriel Tarde con Julio Verne?, Cavalletti se pregunta si el concepto de clase, tan desactualizado, sería nuevamente pensable. A la vista de los nuevos odios, o de viejos odios reactualizados, se trata de elaborar un movimiento, el único todavía posible, capaz de hacer retroceder y destruir a la masa.